sábado, 9 de junio de 2007

GASTÓN PAULS: El Ser Humano

Es de la nueva generación de actores argentinos. Fue conductor de Ser Urbano, uno de los programas más polémicos de los últimos años, con el cual recibió grandes críticas y halagos. Hace más de un año que tiene productora propia y tiene varios proyectos para este 2007.

¿Cuáles son los nuevos proyectos como productor?
Son varios. Una película sobre Carlos Tevez, un programa para Fox Sport, dos documentales para Telefe y dos más para el canal Encuentro: uno sobre prevenciones de la drogadicción y otro sobre Abuelas y Nietos.

Y un documental sobre el Padre Mujica.
Lo de Mujica es… no sé que es. Empezó hace cuatro años metiéndome con Ser Urbano en las villas y me decían que yo tenía que hacer algo con Mujica.
La idea es la historia de un actor, que voy a ser yo, que busca información del Padre Mujica para hacer una película. Pero ahora no sé si va a ser una ficción, si es un documental… la verdad no sé. Ya grabé varias cosas con la familia y la gente de la villa. Me va guiando la historia y Carlos desde algún lugar. Era una persona increíble y de hecho terminó como terminó por jugarse hasta el fondo por lo que creía. Un tipo que hacía lo que pensaba.

¿Y cómo te sentís vos con todo esto?
Es complicado, cuando uno está en seis proyectos a la vez tiene que dividir la energía y no es fácil. Antes era actor y solamente eso, me daban un guión, lo actuaba y nada más. No tenía ni idea cuando tiempo le había llevado al guionista pensarlo, escribirlo, corregirlo, hablar con un productor, todo ese proceso previo lo desconocía. Ahora yo tengo que preparar lo que algún día va a actuar otro, armarlo desde el comienzo. El actor llega al set cuando está todo armado.

¿Te gusta esto nuevo?
Me gusta muchísimo. Estoy entendiendo también ese trabajo previo, pero me cuesta un montón. Hay veces que me pierdo y digo para que me metí, si yo era actor y me daban el trabajo servido. Pero a la vez son todos proyectos que me gustan y digo está bien lo que estamos haciendo.

Se te nota contento

Siempre tuve ganas de tener mi productora, pero creo que no lo hacía por una cuestión de madurez. Soy bastante desastre con los números, me cuesta entender todo el mecanismo comercial de una empresa y en eso está más mi socio que fue la razón por la cual me animé. Pero sentía que quería que desarrollar mis propios proyectos, un actor es aquel que recibe el guión pero también es de quien depende que esos guiones lleguen y muchas veces ninguno dicen lo que uno quisiera decir. Hay cosas que sólo puedo decir desarrollándolo yo, produciéndolo yo. Es más que el hecho comercial o empresario, es expresivo: la productora está expresando algo mío.

Hubo un gran cambio en tu vida.
No hay cambios en mi vida, a lo mejor sí visto de afuera. Pero es parte de un proceso de evolución, es un nuevo paso. Cuando hacía Montaña Rusa tenía 21 años, hoy a los 35 no volvería a hacerlo y no porque lo juzgue de una manera u otra, pero no lo haría porque ya lo pasé, me aburriría hacerlo de vuelta. Cuando tenía 30 me ofrecieron hacer un programa periodístico (Ser Urbano) y pensaba para qué me voy a meter en eso, yo soy actor me va bien, acá me iban a destrozar las críticas, la gente, y a la vez sentía que era un desafío. Es jugar con uno mismo no quiero sentirme cómodo todo el tiempo, quiero cambiar y buscar cosas nuevas, seguir avanzando. Como actor al principio me costaba pero después me empecé a sentir cómodo, después lo mismo como conductor y como productor me empieza a pasar lo mismo. Odio los rótulos, soy actor, pero también conductor, y si mañana se me ocurre empezar a pintar también seré pintor.

¿Para saber quién sos?
Sí, creo que sí. En realidad creo que uno sabe de entrada quien es y después te hacés el boludo y el resto de tu vida te ponés a buscar de nuevo para recordar quien sos. En circunstancias muy fuertes uno se encuentra. Con Ser Urbano me pasó todo el tiempo: hablando con gente de la villa, en la cárcel, en lo peor del hambre me encontré. Pero al mismo tiempo también me fui perdiendo en muchos lugares, como dice Fito Páez uno va “buscando y perdiendo certezas”. En estos años encontré cosas que me hicieron sentir muy bien y al mismo tiempo oscuridades que por momentos asustan, con tus propios fantasmas y demonios. Me encontré con varios.

¿Cómo cuales?
Tiene que ver con estados, es muy difícil definirlo. En un momento me criticaban porque lloraba en ciertos programas de “Humanos en el Camino”, y en realidad, lloraba porque era inevitable, un pibe te dice con la mirada “tengo hambre” y se está muriendo de hambre. Después de ver eso llegaba a casa y no quería salir ni ver a nadie, de esos fantasmas hablo. La soledad, el desamparo, la incertidumbre de pensar Qué estoy haciendo acá, Quién soy, Para quién juego. Por momentos estaba muy perdido.

¿Te encontraste?
Haciendo el tercer programa de Ser Urbano en isla Maciel, la Villa Tranquila, un día de mucho calor jugábamos al fútbol con los chicos en el barro hasta que me pasó a buscar la combi del canal. Cuando entro, estaba el aire acondicionado prendido y miraba como los chicos seguían jugando en el barro con el mismo calor y yo me iba. Entonces pensé que estoy haciendo, grabé diez horas con ellos pero ahora me subo a mi combi con aire acondicionado, el programa va a salir por Telefe, donde hay tandas publicitarias, auspiciantes… es un negocio, no quiero seguir jugando, no quiero ser parte de esto.

¿Hoy sos parte de ese negocio?
Si vivís en este mundo, sos parte de un negocio. La parte que gana, la que pierde, somos todos parte de un negocio. Entonces tenemos dos posibilidades: nos vamos a vivir a la montaña o desde el lugar que uno tiene intenta generar algo positivo de cambio. Es empezar a decir yo sigo laburando, pero intento generar algo más. Con Humanos en el Camino se profundizó eso. Armamos el proyecto “El puente” para que no sea sólo un programa que sale los martes por Telefe, sino que seguimos conectados con todos los que fuimos a ver, y eso no sale por televisión. Creo que esa es la única manera de formar parte de todo ese negocio. Pero le agrego algo, no me quedé con lo más fácil.

¿Cómo funciona “El puente”?
Tengo un ejemplo muy concreto: un día en un programa una persona dijo que necesitaba un respirador y mandó un mail. A las dos semanas otra persona, sin saber que alguien necesitaba eso, mandó un mail diciendo que tenía un aparato en la casa que él no necesitaba. Y me dije: una persona lo necesita y otra lo está ofreciendo. Vivían en el mismo edificio y no saben que la otra persona existe. Nosotros somos el nexo… a vos te falta, él tiene.

¿Sos una persona creyente?
No creo en ninguna religión. Creo que eso es una gran oportunidad del hombre para hacer negocios. No comparto la Iglesia, sí leo a Jesús en la Biblia y creo en la pureza de un tipo. Soy creyente de pequeñas sensaciones y de la naturaleza, prefiero alejarme de todo negocio que tenga que ver con la fe. Me parece que Jesús derribaría varias Iglesias, no era de eso de lo que hablaba: la iglesia de lo que se alejó es del alma y de eso hablaba Jesús.

¿Sos una persona creyente?
Sí.

¿Por qué es un buen negocio la pobreza en la TV?
La gente necesita llorar una hora por día viendo a un nene que se muere de hambre porque siente que se está redimiendo y siendo bueno una hora por semana. Pero en realidad eso es el comienzo, debería ser el punto de partida para que realmente te movilices. Pero son modas, si el año que viene se pone de moda hacer programas de gente rica y mostrar sus yates, se hará eso.

¿Y serías parte de ese negocio?
No. Hay ciertas cosas que sé que no haría. No sé que es lo que haría, pero se lo que no. Eso me deja muy tranquilo. Hay ciertas cosas que ya viví y no las necesito.

¿Por ejemplo?
No me interesa salir en la tapa de una revista mostrando los músculos que no tengo. No necesito salir en televisión con un auto que no tengo. Cuando hacía el segundo año de Ser Urbano, la gente de la producción me dijo que me iban a conseguir un auto nuevo y les dije que no, sigo con mi Clio que está destrozado pero es mí auto. No voy a entrar a una villa o a una cárcel con mi auto de canje. Si soy yo, no estoy actuando. Podría haber hecho mucho más negocio del que hice, tengo una productora y hay que sostenerla, pero no entraría a una villa con un cigarrillo de tal marca o les haría usar ciertas camisetas.

¿Por qué creaste una fundación?
Me gustaba mucho hacer Ser Urbano pero no dejaba nunca de saber que eso era televisión, aunque podría haberlo hecho gratis. Muchas veces me dije que tenía que hacer algo por afuera. Empecé a pensar que yo no sé muchas cosas y que sólo soy actor pero sobreviví con eso. Yo lo que quería es darle a los chicos que nunca tuvieron la oportunidad de expresarse un instrumento para poder hacerlo, tanto en música, teatro, escritura, artes plásticas, lo que fuera.

¿Das clases?
No, pero por una cuestión de tiempo. Muchos de estos chicos fueron abandonados, no sólo por sus padres, y yo no quería dar clases un día y no poder ir cuatro después, sino yo también estaría abandonándolos. Pero yo la dirijo. Es lo que más orgullo me da, es hacer algo lejos del negocio. Si no hay un negocio mucha gente no te quiere apoyar.

¿Te pasó?
Una vez fui a una empresa a pedir una mano para la fundación y me dicen que sí que no había ningún problema, pero que también podríamos hacer unas fotos conmigo y los pibes… No, les dije, ningún pibe se va a sacar una foto, si querían darme la guita está bien, que yo les iba a dar todas las facturas de lo que se pagó con eso, pero que no me pidieran algo a cambio con los chicos.

¿Por qué hacés esto?
Había un pibe, que ahora tiene 12 años, con un estado bastante delicado causado por pasta base de cocaína: el paco. A los cuatro meses de recuperarse empezó a laburar con nosotros. En la fundación, cada año hacemos dos muestras donde los chicos exponen las cosas que hiceron. Este pibe se subió al escenario, mostró su obra, cantó, bailó y era increíble verlo. Terminó de actuar y había quinientas personas aplaudiendo. Cuando sale todo el grupo él agarró el micrófono, se hizo un silencio en la sala y dice: “hoy es el día más feliz de mi vida”. (Se conmueve) Por eso lo hago. Ese segundo de ese pibe, vale todo lo que hacemos.

¿Quiénes son tus ejemplos?
Jesús es un tipo al que admiro desde su coherencia y sus huevos de bancarse la soledad y el dolor. Carlos Mujica es otro, es un Jesús del siglo XX. Sabía a donde estaba yendo y no le importó. Semanas antes de que lo mataran dice que “si Dios le concede el privilegio de morir por sus hermanos él lo iba a hacer”, y sabiendo lo que venía, se lo bancó por una pasión, por una convicción. Eso es un ejemplo.

Todo lo contás desde Ser Urbano en adelante, ¿Ese fue el quiebre en tu vida?
Sí. Cuando ves un chico con hambre en TV o en la revistas es una cosa, pero cuando ves directamente a los ojos al hambre…

domingo, 3 de junio de 2007

“Es un trabajo que tiene que pagar las cuentas”


Después del estreno de “La mano de Dios” en Italia y en el Festival de Cannes, Julieta Díaz –“La Claudia” en la película de la vida de Diego Maradona– se sienta en la mesa de una confitería dispuesta a contar porqué llegó a donde está ahora y porque rechazó varios programas de TV para poder dedicarle todo al teatro y al cine.

¿Por qué la Mano de Dios todavía no se estrenó en la Argentina?
La verdad es que no sé nada de la película, ni siquiera la vi. Sé que a la gente en el Festival de Cannes le gustó, les pareció entretenida, pero es todo lo que sé.

¿Por qué dudaste en aceptar?
Sabía que intelectualmente Claudia y Diego Maradona no estaban de acuerdo con el proyecto y eso me generó mucha inseguridad. No me parecía meterme en algo que ellos no aprobaban cuando yo hacía de Claudia. Pero después me dijeron que habían cobrado los derechos y ahí acepté. Hago lo mío y cobro mi sueldo, esto es un trabajo.

Fuiste al programa de Maradona, ¿cómo te sentiste cuando te invitaron?
Estaba muy nerviosa. Yo sabía todo lo que él pensaba de la película pero me trató muy bien, fue muy respetuoso.

¿Volviste al teatro?
Sí. Estrené el 31 en el Nudo “El pan del Adiós”. Mi personaje se llama María, una sevillana que viene al país en el año 1930. Vive en un conventillo y ahí se enamora de Sergio, otro extranjero. Es una obra inteligente con una sensibilidad y humor muy grande. Me siento muy identificada. Además lo hacemos “por amor al arte”.

¿Pasa mucho en teatro hacer las cosas “por amor al arte”?
Pasa mucho porque hacer televisión por amor al arte es un poco difícil. En TV se necesita mucho dinero, tenés auspiciantes, hay mucho movimiento y es necesario que genere plata. En cine, si bien necesitás dinero, lo podés hacer por “amor al arte”.

¿Fue de lo que te cansaste que por eso elegiste hacer cine o teatro?
No, no fue por eso. Se fue dando así, mi carrera empezó a abrirse para ese lado, me sentí que necesitaba sumar en eso y crecer ahí como ya lo había hecho en TV. El año pasado hice Mujeres Asesinas, pero lo que no estoy haciendo son tiras, no me siento una actriz solamente de televisión. Si bien es el medio que más dinero genera y mayor popularidad da, en este momento quiero abrir el espectro. Mi deseo y sueño es vivir siempre de esto.

¿Del cine, teatro o la TV?
De las tres cosas; de la actuación. No elijo los proyectos porque sean de una cosa o de la otra, los elijo si me interesan o no. Esto es un trabajo que tiene que pagar las cuentas, cuando podés elegir bien y cuando no, no. Haber hecho mucha TV me hizo popular y eso me permitió poder elegir. No es bajar con un discurso que diga “la televisión de hoy…”, siempre hay algo bueno para ver. Aunque este sea el año de los realitys y uno va perdiendo un poco el interés. Pero el año pasado fue el de la ficción y es una pena que hoy no haya tanto. Espero que sea rotativo y no que sea cada vez peor.

¿A qué le dijiste que no en la tele?
Es un lujo que me puedo dar. No se lo puede dar cualquier trabajador y estoy feliz de poder hacerlo. Siempre trato de seguir mi intuición antes de elegir, también le dije que no a muchas cosas del cine y el teatro.

Por ejemplo…
(Sonríe) No me gusta decir los proyectos, la gente que te llama está confiando en vos y es un halago y una alegría siempre eso. Uno tiene que agradecerlo, sea o no bueno el proyecto. Si te puedo decir que seguí mis gustos, mis preferencias, mis deseos, mis valores morales, o algunas cosas que no me terminan de cerrar en el mensaje.

¿Tu madre es astróloga?
Mi mamá es astróloga.

¿Vos creés?
Sí. Me gusta. Estoy acostumbrada a escuchar ese tema desde chica. Le pregunto siempre el signo a la gente.

Tu padre (Ricardo Díaz Mourelle) también es actor, ¿cómo influyó eso en vos?
Me ayudó porque me formó muchísimo. Además, cuando empecé a trabajar, algunos contactos los hice por parte de mi viejo, pero no era que se me abrían las puertas por ser “hija de”.

Dijiste que eras muy consentida por tus padres, ¿Sos caprichosa?
Y bueno… soy hija única: me llevé las flores y las espinas. Mis padres me quieren mucho, me los demuestran… y como no tienen otros hijos… recae todo en mí.

¿Es bueno o malo ser caprichoso?
No es bueno el capricho, y no es bueno para el caprichoso. A veces se confunde al caprichoso con defender algo, el desafío es calmar la ansiedad y con fundamentos coherentes defender un deseo. Solía serlo, ahora creo que menos. De chica tenía una sobreadaptación: no hacía ruido, no molestaba, era muy correcta y cumplía esas pautas. Entonces cuando cumplís con todo eso y hacés todo lo que tenés que hacer… “¡ahora quiero mi chupetín! Si yo me porté bien, me rompí toda la semana teniendo el cuarto ordenado y guardando los juguetes en su lugar… ¡yo quiero mi chupetín!” (Ríe).

¿Y ahora?
Soy muy responsable y cuando quiero algo hago todo lo posible por conseguirlo. Soy perseverante.

¿Querías ser bailarina de chica?
Eso lo dije una vez y me persiguió siempre. Cuando era chica intenté, pero en cuanto conocí la actuación… seguí con eso.

¿Si vas a bailando por un sueño ganás?
No, no. Ni en pedo.

¿No vas o no ganás?
No iría. Me daría vergüenza. Me encanta bailar. Me pongo música en mi casa y bailo sola, pero no me entusiasma ir. No me llamaron tampoco, pero no me veo ahí. A lo mejor una obra de teatro, me encantaría un musical, pero no soy bailarina y no canto.

¿Desafinás mucho cantando?
Más o menos. En un musical tendría que matarme, tener a alguien que confíe en mí y pueda decirme “negra no va, suspendamos… andá a hacer una obra de teatro”. Me han llamado pero siempre dije que no porque no me veía cantando y bailando. Trataron de convencerme diciéndome que si Nazarena Vélez canta y baila...

¿Y que cantás en tu casa?
Los redondos y la Bersuit son las bandas que más me gustan. Pero también escucho mucho el folklore, el flamenco, el Pop ochentoso, soy muy variada… David Bowie me encanta. Después la balada me puede, es mi parte “grasita” digamos, como “Purple Rain” de Prince, o Celine Dion. Pero no podés decir que te gusta Celine Dion, queda mal…

¿Y en español?
(En voz baja y con culpa) Tengo un disco de David Bisbal. Sé que es supergrasa. Pero tengo que aceptar esa parte de mí y a veces alimentarla para no reprimirla y no siga creciendo.

Estuviste con casi todos los “galanes”, ¿quién besaba mejor?
(Rie) ¡Qué pregunta! ¿Cuál fue el mejor besador? Yo los quiero a todos, tengo un grato recuerdo de cada uno. Arrancando por Nicolás Cabré en Carola Casinni, Pablo Rago en Gasoleros, Marianito Martinez en campeones, Osvaldo Laport, Juan Darthez, Ricardo Darín, Fernán Mirás… cada uno tiene algo. Mariano tiene mucho talento y estaba fantástico en esa novela, yo recién empezaba y aprendí mucho de él. Pablo Rago es un gentleman; Osvaldo un apasionado. Pero las dos personas que me han hecho reír realmente mucho en mi vida laboral fueron Ricardo Darín y Fernán Mirás. Pero no me hagas elegir uno…

¿Creés haber triunfado?
Es un arma de doble filo esa pregunta. Trabajo de lo que me gusta y vivo de eso… Si eso es triunfar: he triunfado. Pero me gusta más la palabra realizada. Empecé a estudiar desde muy chica teatro, tuve suerte también y supe aprovecharla. Pero me falta aprender y crecer un montón, pero esta es mi profesión y quiero poder mantener siempre este equilibrio.

¿Sueños para el futuro?
Quiero tener un proyecto propio. Tengo un par de cuentos dando vueltas como para hacer un unipersonal. Y después estoy coqueteando bastante con la idea de formar una familia y tener hijos.

¿Y estás cerca o lejos?
Todavía bastante lejos, dentro de seis años tal vez, la vida es eso que te pasa mientras hacés otros planes. Se ve que estoy por cumplir treinta, ¿no?