domingo, 3 de junio de 2007

“Es un trabajo que tiene que pagar las cuentas”


Después del estreno de “La mano de Dios” en Italia y en el Festival de Cannes, Julieta Díaz –“La Claudia” en la película de la vida de Diego Maradona– se sienta en la mesa de una confitería dispuesta a contar porqué llegó a donde está ahora y porque rechazó varios programas de TV para poder dedicarle todo al teatro y al cine.

¿Por qué la Mano de Dios todavía no se estrenó en la Argentina?
La verdad es que no sé nada de la película, ni siquiera la vi. Sé que a la gente en el Festival de Cannes le gustó, les pareció entretenida, pero es todo lo que sé.

¿Por qué dudaste en aceptar?
Sabía que intelectualmente Claudia y Diego Maradona no estaban de acuerdo con el proyecto y eso me generó mucha inseguridad. No me parecía meterme en algo que ellos no aprobaban cuando yo hacía de Claudia. Pero después me dijeron que habían cobrado los derechos y ahí acepté. Hago lo mío y cobro mi sueldo, esto es un trabajo.

Fuiste al programa de Maradona, ¿cómo te sentiste cuando te invitaron?
Estaba muy nerviosa. Yo sabía todo lo que él pensaba de la película pero me trató muy bien, fue muy respetuoso.

¿Volviste al teatro?
Sí. Estrené el 31 en el Nudo “El pan del Adiós”. Mi personaje se llama María, una sevillana que viene al país en el año 1930. Vive en un conventillo y ahí se enamora de Sergio, otro extranjero. Es una obra inteligente con una sensibilidad y humor muy grande. Me siento muy identificada. Además lo hacemos “por amor al arte”.

¿Pasa mucho en teatro hacer las cosas “por amor al arte”?
Pasa mucho porque hacer televisión por amor al arte es un poco difícil. En TV se necesita mucho dinero, tenés auspiciantes, hay mucho movimiento y es necesario que genere plata. En cine, si bien necesitás dinero, lo podés hacer por “amor al arte”.

¿Fue de lo que te cansaste que por eso elegiste hacer cine o teatro?
No, no fue por eso. Se fue dando así, mi carrera empezó a abrirse para ese lado, me sentí que necesitaba sumar en eso y crecer ahí como ya lo había hecho en TV. El año pasado hice Mujeres Asesinas, pero lo que no estoy haciendo son tiras, no me siento una actriz solamente de televisión. Si bien es el medio que más dinero genera y mayor popularidad da, en este momento quiero abrir el espectro. Mi deseo y sueño es vivir siempre de esto.

¿Del cine, teatro o la TV?
De las tres cosas; de la actuación. No elijo los proyectos porque sean de una cosa o de la otra, los elijo si me interesan o no. Esto es un trabajo que tiene que pagar las cuentas, cuando podés elegir bien y cuando no, no. Haber hecho mucha TV me hizo popular y eso me permitió poder elegir. No es bajar con un discurso que diga “la televisión de hoy…”, siempre hay algo bueno para ver. Aunque este sea el año de los realitys y uno va perdiendo un poco el interés. Pero el año pasado fue el de la ficción y es una pena que hoy no haya tanto. Espero que sea rotativo y no que sea cada vez peor.

¿A qué le dijiste que no en la tele?
Es un lujo que me puedo dar. No se lo puede dar cualquier trabajador y estoy feliz de poder hacerlo. Siempre trato de seguir mi intuición antes de elegir, también le dije que no a muchas cosas del cine y el teatro.

Por ejemplo…
(Sonríe) No me gusta decir los proyectos, la gente que te llama está confiando en vos y es un halago y una alegría siempre eso. Uno tiene que agradecerlo, sea o no bueno el proyecto. Si te puedo decir que seguí mis gustos, mis preferencias, mis deseos, mis valores morales, o algunas cosas que no me terminan de cerrar en el mensaje.

¿Tu madre es astróloga?
Mi mamá es astróloga.

¿Vos creés?
Sí. Me gusta. Estoy acostumbrada a escuchar ese tema desde chica. Le pregunto siempre el signo a la gente.

Tu padre (Ricardo Díaz Mourelle) también es actor, ¿cómo influyó eso en vos?
Me ayudó porque me formó muchísimo. Además, cuando empecé a trabajar, algunos contactos los hice por parte de mi viejo, pero no era que se me abrían las puertas por ser “hija de”.

Dijiste que eras muy consentida por tus padres, ¿Sos caprichosa?
Y bueno… soy hija única: me llevé las flores y las espinas. Mis padres me quieren mucho, me los demuestran… y como no tienen otros hijos… recae todo en mí.

¿Es bueno o malo ser caprichoso?
No es bueno el capricho, y no es bueno para el caprichoso. A veces se confunde al caprichoso con defender algo, el desafío es calmar la ansiedad y con fundamentos coherentes defender un deseo. Solía serlo, ahora creo que menos. De chica tenía una sobreadaptación: no hacía ruido, no molestaba, era muy correcta y cumplía esas pautas. Entonces cuando cumplís con todo eso y hacés todo lo que tenés que hacer… “¡ahora quiero mi chupetín! Si yo me porté bien, me rompí toda la semana teniendo el cuarto ordenado y guardando los juguetes en su lugar… ¡yo quiero mi chupetín!” (Ríe).

¿Y ahora?
Soy muy responsable y cuando quiero algo hago todo lo posible por conseguirlo. Soy perseverante.

¿Querías ser bailarina de chica?
Eso lo dije una vez y me persiguió siempre. Cuando era chica intenté, pero en cuanto conocí la actuación… seguí con eso.

¿Si vas a bailando por un sueño ganás?
No, no. Ni en pedo.

¿No vas o no ganás?
No iría. Me daría vergüenza. Me encanta bailar. Me pongo música en mi casa y bailo sola, pero no me entusiasma ir. No me llamaron tampoco, pero no me veo ahí. A lo mejor una obra de teatro, me encantaría un musical, pero no soy bailarina y no canto.

¿Desafinás mucho cantando?
Más o menos. En un musical tendría que matarme, tener a alguien que confíe en mí y pueda decirme “negra no va, suspendamos… andá a hacer una obra de teatro”. Me han llamado pero siempre dije que no porque no me veía cantando y bailando. Trataron de convencerme diciéndome que si Nazarena Vélez canta y baila...

¿Y que cantás en tu casa?
Los redondos y la Bersuit son las bandas que más me gustan. Pero también escucho mucho el folklore, el flamenco, el Pop ochentoso, soy muy variada… David Bowie me encanta. Después la balada me puede, es mi parte “grasita” digamos, como “Purple Rain” de Prince, o Celine Dion. Pero no podés decir que te gusta Celine Dion, queda mal…

¿Y en español?
(En voz baja y con culpa) Tengo un disco de David Bisbal. Sé que es supergrasa. Pero tengo que aceptar esa parte de mí y a veces alimentarla para no reprimirla y no siga creciendo.

Estuviste con casi todos los “galanes”, ¿quién besaba mejor?
(Rie) ¡Qué pregunta! ¿Cuál fue el mejor besador? Yo los quiero a todos, tengo un grato recuerdo de cada uno. Arrancando por Nicolás Cabré en Carola Casinni, Pablo Rago en Gasoleros, Marianito Martinez en campeones, Osvaldo Laport, Juan Darthez, Ricardo Darín, Fernán Mirás… cada uno tiene algo. Mariano tiene mucho talento y estaba fantástico en esa novela, yo recién empezaba y aprendí mucho de él. Pablo Rago es un gentleman; Osvaldo un apasionado. Pero las dos personas que me han hecho reír realmente mucho en mi vida laboral fueron Ricardo Darín y Fernán Mirás. Pero no me hagas elegir uno…

¿Creés haber triunfado?
Es un arma de doble filo esa pregunta. Trabajo de lo que me gusta y vivo de eso… Si eso es triunfar: he triunfado. Pero me gusta más la palabra realizada. Empecé a estudiar desde muy chica teatro, tuve suerte también y supe aprovecharla. Pero me falta aprender y crecer un montón, pero esta es mi profesión y quiero poder mantener siempre este equilibrio.

¿Sueños para el futuro?
Quiero tener un proyecto propio. Tengo un par de cuentos dando vueltas como para hacer un unipersonal. Y después estoy coqueteando bastante con la idea de formar una familia y tener hijos.

¿Y estás cerca o lejos?
Todavía bastante lejos, dentro de seis años tal vez, la vida es eso que te pasa mientras hacés otros planes. Se ve que estoy por cumplir treinta, ¿no?

No hay comentarios: