miércoles, 28 de marzo de 2007

Alfredo Casero: "Soy un contador de historias"


“Ciérrenme todo que voy a hablar con él”. Alfredo Casero es actor, escritor, artista de varieté y cantor. Se sienta en el comedor diario de su departamento de Paternal dispuesto a charlar. En 2007 lo espera un año movido: publicó su libro “Un tranvía llamado Vaporeso”, gira por toda la Argentina con su unipersonal de humor y además, en abril saldrá su nuevo CD. Vivió en Puerto Madryn y hoy tiene un campo de ocho hectareas en San Luís donde convive entre la alfalfa, su camión, las hormigas y tres caballos.




¿Cómo nace la idea de este libro?
El libro lo escribí hace más de diez años y se dio desde que nació el personaje. No es una biografía porque no se si me veo desde le punto de vista del biógrafo. El que escribe es Christopher Sarrasani (su seudónimo). Yo hago una serie de alegorías de lo que he visto en la vida.

O sea, si uno lee entre líneas está leyendo la vida de Alfredo Casero.
Exactamente, me está viendo a mí en el momento que hice Cha Cha Cha.

¿Por qué un tranvía?
No se. Me gusta que sea un tranvía.

¿Por un “tranvía llamado deseo” de Tennessee Williams?
Puede ser. ¿Por qué se llama deseo? A mi me gusta que se llame “Un tranvía llamado Vaporeso”.

¿Sos de leer?
No, la verdad que no. Soy bastante bruto y no sólo con la lectura. Me pasa que no sé de cosas que la gente habla, opinan sobre esto, sobre aquello y yo no sé nada.

También estás haciendo un unipersonal.
En realidad no es un unipersonal, prefiero llamarlo un show. Yo me considero un artista de varieté. Cuento cosas que te hacen carcajear. Es como el teatro antiguo, el teatro inglés: Soy un contador de historias, el mismo tipo que contaba cuentos en un fogón. Yo admiro a Landriscina que se para solito frente al escenario. Habla y se produce “algo”… y si eso te puede hacer reír es sublime. Eso me encanta.

¿Salir al escenario es como estar en el medio del fogón?
No, al salir al escenario podés morir también. La esencia puede ser similar, pero hay que tener mucha preparación, si tu cabeza va más rápido que tu cuerpo no sirve de nada.

¿Cuál fue el lugar más raro donde te presentaste?
Mmm… Okinawa. Ese fue el lugar más raro. La gente es muy festiva, las mujeres usan kimonos y son muy lindas. Bailan y tienen un movimiento muy hermoso. Me pasó que muchos se miraban como diciendo “y este quién es”.

De Puerto Madryn a San Luís, de las ballenas a los caballos, ¿por qué te fuiste?
En Puerto Madryn ya no tengo más cosas que hacer, estuve doce años ahí. Y estoy en un momento que quiero hacer cosas. La negación del ocio. Paraban los micros para sacarse fotos en la puerta de mi casa y me pudrí: me pudrí de los turistas. Y dije “me voy, me cansé”.

¿Por qué alfalfa y en San Luís?
Yo creo que porque se da. Es algo vivo y te pertenece. El campo cuando lo compré tenía tres caballos y había que mejorarlos. Todo el mundo me decía “cambiá los caballos que están viejos” pero no, lo único que había que hacer es cuidarlos. Cuando apareció la alfalfa estaba destruida, había todo tipo de plagas. Estaba lleno de hormigueros, tenía que aprender sobre hormigas y eso me pareció interesante. Es una alegoría a la vida. Un tipo que está hecho mierda, sólo con un poco de cariño y dedicación se puede mejorar, todo se puede poner bien. Eso es lo que me gusta.

¿Podrías vivir de la alfalfa?
No, no puedo vivir todavía. Yo voy a vender, estoy tratando de hacer algo de muy buena calidad, pero falta. Lo que si hago es cambiarlo por otras cosas. Hay un quesero que tiene vacas y llegamos a un precio de alfalfa por el kilo de queso, a otro se lo cambio por otra cosa: si necesito que alguien me venga a hacer un trabajo le pago con fardos y está bueno. Aprendés. El primitivismo te lleva a mejorar.

¿Cuáles son las peores las hormigas negras o las rojas?
Hay dos bandos muy jodidos, una que son las negras y rojas y otra que son las negras. Las rojas al ser carnívoras no molestan tanto. Las negras tienen grandísimos hormigueros del tamaño de una escultura. Hacen su vida, van y vienen, pero un día por alguna causa se desata una guerra. Son como una alegoría a los Estados Unidos: un tipo va a la universidad, después se va a la marina y de un día para el otro ese tipo se tiene que ir a una guerra y no va un chabón disfrazado de Rambo, va un tipo que usa anteojos, que tiene astigmatismo… y las hormigas son así, tienen todo organizado, todo planeado. Tuvimos que hacer un estudio para que se dejaran de morfar la alfalfa. Entonces llevamos una gran cantidad de hormigas rojas y negras a este “megahormiguero”.

¿Y qué pasó?
Y empezó a haber problemas, las rojas y negras empezaron a esconderse en los huequitos hasta que se armó rosca. Después fueron las rojas y se armó una pelea más grande, se notaba que había tensión. A mi no me lo contaron, yo estaba ahí. Las negras agarran hormigas en cantidad y se las llevan para adentro. Después ves en la misma hilera en la que van trabajando hormigas negras, hormigas rojas y hormigas negras y rojas. Son esclavas, eligen vivir en ese hormiguero porque algo bueno deben tener. Son como los mexicanos que fueron tomados prisioneros y hoy trabajan al lado de los americanos… y las hormigas también. Es muy raro eso.

¿Harías otra canción para el mundial?
Yo vivo haciendo canciones, en abril sale otro CD. En marzo me voy a Japón. En mayo empiezo a hacer shows en todas las universidades del país y también uno en el Ateneo. Quería dedicarme más a la alfalfa pero no, tendré que dejar a mi socio con eso.

¿Qué vas a hacer a Japón?
Ya vas a saber. Si lo cuento, se pincha.

¿Sos el clásico humorista de la novela que cuando llega a su casa está deprimido?
No, yo me cago de la risa de la vida. Yo vivo muy bien. No tengo por qué estar amargado, ni en pedo viviría mal. No vale la pena.

Tu último programa en la tele fue “A todo culorr”. Hiciste un solo programa, ¿qué pasó?
¿Y vos qué sabés de eso?

Se dice que te habías enojado con los camarógrafos porque no se reían.
¡Es tan mentira eso! En “Cha Cha Cha” nunca se rieron detrás de cámara, no tienen que hacer “ja ja ja”. ¿Te das cuenta como camina una noticia que no es verdad? Eso es de muy mala leche y mucha falta de seriedad. Yo mismo hablé con Suar y le dije que levantaba el programa. Le había dicho antes que no iba a andar, lo único que quería era ver si podía meter aunque sea un programa y lo hice… y quedó de culto. La gente lo puede ver y darse cuenta de que el programa está muy bueno. Si a la gente le interesa ver más una lipoaspiración de Silvio Soldán que un programa de Casero es porque yo no tengo que estar ahí. Si no sirve, me voy y chau. Yo no tengo ese problema, nunca lo tuve. Producir algo en un canal que está completamente sindicalizado es muy difícil, para mover un enchufe tengo que esperar que venga el que lo enchufa. Por eso Suar no produce las cosas en el canal sino en su propia productora donde se trabaja al ritmo para poder terminar las cosas.

¿Pero cuál fue el problema?
No dieron los números, el programa salió como a las doce de la noche y estaba pensado para las diez, no sirvió. Si no lo viste, miralo porque te vas a cagar de la risa, estaba muy bien hecho.

¿Quedaste dolido con Suar?
No. Todo bien. No se si se enojó, no creo. Después no hablamos porque él hace sus cosas y yo las mías. Pienso que les cambió la guía, después fueron los Midachi y fue un gran éxito. Es lo que la gente elige, no se le puede echar la culpa a nadie.

Después de eso, ¿tenés alguna reflexión para hacer sobre el medio?
Sí. No es tan importante ni la televisión ni nada, lo único importante es la gente, la gente buena. Lo que es puro, lo que es lindo y voy a seguir trabajando para la belleza y lo bueno, siempre.

¿Quién te hacen reír a vos?
¡Capusotto! Me hace reír muchísimo. Yo me hago reír, porque me gusta hacer reír. La gente de la calle, la gente me hace reír. Nazareno, mi hijo, me hace reír mucho y creo que esa es la forma que tenemos de comunicarnos, hacer reír.

¿Te superó tu hijo? ¿O creés que va a camino a superarte?
Un pibe de dieciocho no puede superar a uno de cuarenta. Sería una boludés decir que cualquiera puede superar a otro, porque las vidas son diferentes, las biologías son diferentes. Yo creo que la biología del Neno es divina y ojalá me supere en todo. Él no tiene que cargar con ser yo, en cambio, yo si tengo que cargar con eso.

¿Te llevas bien con esa carga?
Tengo una energía que la gente ya conoce, porque no paso desapercibido, estoy dos minutos en una película y a la gente le llama la atención. La mayoría de los premios que ganó el Neno ahora, yo los había ganado hace dos años. Me encantaría que el Neno pudiera hacer lo que le guste toda la vida como yo he tratado de hacerlo. Y creo que lo que hay que hacer es superarse a si mismo, como yo me tengo que superar a mi, no el uno al otro. Yo tengo que alejarme de él, sino él tendría que matar al padre para poder crecer. Es como si estuviera afilando un palito para clavárselo al león, ¿y cuando viene el león qué hacés?

¿Trabajarías con él?
Me muero si trabajo con él, me divierto mucho.

¿Cómo te fue con el cinturón gástrico?
No voy a hablar de eso. Porque es como un chimento berreta. No se puede hablar de eso suavemente y es un tema muy serio: la obesidad es una enfermedad muy discapacitante para se tome en joda. No voy a hablar de eso y si ponés algo… se te va a caer el pelo.


Francisco Barreiro