jueves, 26 de julio de 2007

Un mismo arrabal

El Tango,
en tiempo y forma.

El Tango es casi sinónimo de la cuidad de Buenos Aires. Sus letras inmortalizaron esquinas, barrios y calles. “¡Cómo habrá cambiado tu calle Corrientes! / ¡Suipacha, Esmeralda, tu mismo arrabal!” cantaría Carlos Gardel Anclao en París. El Zorzal Criollo es un de los máximos referentes del Tango. Si bien su lugar de nacimiento sigue en duda entre Toulouse (Francia) y Tacuarembó (Uruguay), creció en Buenos Aires y se nacionalizó argentino en 1923. Fue cantante y actuó en más de once películas. Su inconfundible voz recorrió el mundo y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en septiembre de 2003. Hoy el barrio porteño del Abasto, donde él vivía, le rinde homenaje entre graffitis, estatuas, pinturas, imitadores y tangueros.

Sus letras son poemas propios en sí mismo. Historias de amor con engaños y desencuentros, el tiempo, los guapos y compadritos, arrabales y calles… todo en Buenos Aires tiene tango…

Mi Buenos Aires Querido
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más pena ni olvido.

El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su quieta lucecita yo la vi
a mi pebeta, luminosa como un sol.
Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
y oigo la queja
de un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda el corazón.


A ritmo de dos por cuatro, acompañado por piano, violín, contrabajo y, el infaltable, bandoneón, un hombre y una mujer bailan al compás de la música con movimientos sensuales y complejos. Enrique Santos Discépolo, considerado el poeta del Tango, lo definiría como un “pensamiento triste que se baila”. Otros compositores importantes fueron Alfredo Le Pera, José María Contursi, Enrique Cadícamo, Homero Expósito, Cátulo Castillo, Homero Manzi y Horacio Ferrer.

Entre sus músicos, sin duda, Anibal Troilo fue el bandoneonísta más grande del Tango. Se nutrió de las orquestas más importantes –tocó con Osvaldo Pugliese, Julio de Caro y Juan D'Arienzo– hasta que un 1937 formó la propia. Hoy, Pichuco, tiene su esquina homenaje en las calles Parana y Paraguay de la ciudad de Buenos Aires.

María
Música: Aníbal Troilo
Letra: Cátulo Castillo

Acaso te llamaras solamente María.
No sé si eras el eco de una vieja canción,
pero hace mucho, mucho, fuiste hondamente mía
sobre un paisaje triste, desmayado de amor...

El Otoño te trajo, mojando de agonía,
tu sombrerito pobre y el tapado marrón...
Eras como la calle de la Melancolía,
que llovía...llovía sobre mi corazón.

¡María!
En las sombras de mi pieza
es tu paso el que regresa...

¡María!
Y es tu voz, pequeña y triste,
la del día en que dijiste:
“Ya no hay nada entre los dos…”

Desde la segunda mitad del siglo pasado, el Tango fue cambiando junto con su público. Con Ástor Piazzolla empezaría esta nueva etapa, quien fue muy criticado por sus pares de la vieja guardia. Hoy en día, Piazzolla es considerado uno de los referentes máximos del Tango y a quien se le debe la vigencia que aun tiene, gracias a que su “música contemporánea de Buenos Aires” –como le respondió a quienes dijeron que lo que él hacía no era tango– supo entender la evolución que necesitaba.

Ya en este nuevo siglo, Tanghetto y Bajo Fondo Tango Club continúan con esa visión del Tango que impulsó Piazzolla, pero con la incorporación de elementos electrónicos que mezcla el tango con la música dance. El reconocido Gustavo Santaolalla, dos veces premiado por el Oscar a la mejor música para una película, es uno de los tantos integrantes de Bajo Fondo que une a uruguayos y argentinos. Esta nueva versión del Tango genera encuentros y desencuentros entre críticos y el público más reacio al cambio. Tal vez serán futuros Piazzollas o son solamente modas modernas, una respuesta que sólo el tiempo podrá darnos.

domingo, 22 de julio de 2007

Argentina en prosa

“Al fin me he decidido a que mi pobre Martín Fierro salga a conocer el mundo, y allá va acogido al amparo de su nombre”. Así comienza la breve carta de José Hernández a su editor en la cual casi le pide permiso para publicar su libro. Esa descripción del gaucho entre mates, guitarras, metáforas y facones hizo que ese libro sea una pieza indiscutida, no sólo de la literatura argentina, sino que también de la historia del país.

A principio del siglo XX, la literatura argentina empezaba a mostrarse en el mundo lírico. Gauchos, criollos e inmigrantes eran personajes importantes entre las obras nacionales de un país que empezaba a tomar una identidad que se plasmaba en los libros. Los poemas de Alfonsina Storni y las novelas políticas de Sarmiento ya ocupaban un lugar importante en el mundo.

Ya con casi las dos primeras décadas completas, aparece en escena uno de los escritores más discutido por su forma de pensar, pero más respetado por su forma de escribir: Jorge Luís Borges. Los libros “Inquisiciones” (1925), “El tamaño de mi esperanza” (1926) y “El idioma de los argentinos” (1928) ya estaban en las librerías del país y empezaban a recorrer América y Europa.

Una tarde cualquiera de mil novecientos cuarenta y pico, Jorge Luís Borges era secretario de redacción de una revista literaria casi secreta cuando vio llegar un muchacho alto que le traía un cuento escrito a mano. El “viejo”, no tan viejo en ese entonces, le dijo que vuelva en diez días que le daría una respuesta. A la semana este muchacho se presentó a buscar su manuscrito, pero no pudo llevárselo porque había sido entregado a la imprenta. Al poco tiempo vio su cuento “Casa Tomada” con dibujos de Norah Borges y su firma en aquella revista. Así fue que con el apoyo de Borges, Julio Cortazar empezó su carrera de escritor.

Argentina vibraba al mundo con un Borges cada vez más maduro; Adolfo Bioy Casares inventaba un Morel extraordinario (1940); Silvina Ocampo enamoraba jardines de sonetos (1946); Manuel Mujica Láinez mostraba al mundo una Misteriosa Buenos Aires (1950); Julio Cortázar inmortalizó a los bestiarios (1951) y años después rompe esquemas con una Rayuela (1961); Sábato deslumbraba a Héroes y tumbas (1961) y el país explota de un auge cultural.

En los años de la dictadura empezó la quema y prohibición de libros y autores nacionales. Osvaldo Bayer y su Patagonia Rebelde (1972), Tomás Eloy Martínez y La pasión según Trelew (1973), Héctor Tizón y Sota de bastos, caballo de espadas (1975) y Juan Gelman y cada uno de sus poemas fueron exiliados: ellos… y sus letras. Ya con años de democracia, la literatura argentina empezó a recoger las páginas de nuevos y viejos autores que no quieren ni volverán a callar.

Los tíos de Adolfo Bioy Casares eran dueños de una lechería muy importante y le ofrecieron pagarle bastante dinero para que haga un folleto sobre las virtudes de la leche condensada y el yogurt. El escritor sabía que su amigo Borges estaba pasando por momentos económicos duros y decidió hacer el trabajo con él. “Aburridos por el tema, –decía Bioy– pensábamos qué bueno sería escribir, un día, cuentos”. Y así, años más tarde, desde un folleto de yogurt nacieron Seis problemas para don Isidro Parodi (1942), Dos fantasías memorables (1946), Un modelo para la muerte (1946), Libro del Cielo y del Infierno (1960), Crónicas de Bustos Domecq (1967) y Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977), todos libros de cuentos escritos juntos por Borges y Bioy Casares.

sábado, 9 de junio de 2007

GASTÓN PAULS: El Ser Humano

Es de la nueva generación de actores argentinos. Fue conductor de Ser Urbano, uno de los programas más polémicos de los últimos años, con el cual recibió grandes críticas y halagos. Hace más de un año que tiene productora propia y tiene varios proyectos para este 2007.

¿Cuáles son los nuevos proyectos como productor?
Son varios. Una película sobre Carlos Tevez, un programa para Fox Sport, dos documentales para Telefe y dos más para el canal Encuentro: uno sobre prevenciones de la drogadicción y otro sobre Abuelas y Nietos.

Y un documental sobre el Padre Mujica.
Lo de Mujica es… no sé que es. Empezó hace cuatro años metiéndome con Ser Urbano en las villas y me decían que yo tenía que hacer algo con Mujica.
La idea es la historia de un actor, que voy a ser yo, que busca información del Padre Mujica para hacer una película. Pero ahora no sé si va a ser una ficción, si es un documental… la verdad no sé. Ya grabé varias cosas con la familia y la gente de la villa. Me va guiando la historia y Carlos desde algún lugar. Era una persona increíble y de hecho terminó como terminó por jugarse hasta el fondo por lo que creía. Un tipo que hacía lo que pensaba.

¿Y cómo te sentís vos con todo esto?
Es complicado, cuando uno está en seis proyectos a la vez tiene que dividir la energía y no es fácil. Antes era actor y solamente eso, me daban un guión, lo actuaba y nada más. No tenía ni idea cuando tiempo le había llevado al guionista pensarlo, escribirlo, corregirlo, hablar con un productor, todo ese proceso previo lo desconocía. Ahora yo tengo que preparar lo que algún día va a actuar otro, armarlo desde el comienzo. El actor llega al set cuando está todo armado.

¿Te gusta esto nuevo?
Me gusta muchísimo. Estoy entendiendo también ese trabajo previo, pero me cuesta un montón. Hay veces que me pierdo y digo para que me metí, si yo era actor y me daban el trabajo servido. Pero a la vez son todos proyectos que me gustan y digo está bien lo que estamos haciendo.

Se te nota contento

Siempre tuve ganas de tener mi productora, pero creo que no lo hacía por una cuestión de madurez. Soy bastante desastre con los números, me cuesta entender todo el mecanismo comercial de una empresa y en eso está más mi socio que fue la razón por la cual me animé. Pero sentía que quería que desarrollar mis propios proyectos, un actor es aquel que recibe el guión pero también es de quien depende que esos guiones lleguen y muchas veces ninguno dicen lo que uno quisiera decir. Hay cosas que sólo puedo decir desarrollándolo yo, produciéndolo yo. Es más que el hecho comercial o empresario, es expresivo: la productora está expresando algo mío.

Hubo un gran cambio en tu vida.
No hay cambios en mi vida, a lo mejor sí visto de afuera. Pero es parte de un proceso de evolución, es un nuevo paso. Cuando hacía Montaña Rusa tenía 21 años, hoy a los 35 no volvería a hacerlo y no porque lo juzgue de una manera u otra, pero no lo haría porque ya lo pasé, me aburriría hacerlo de vuelta. Cuando tenía 30 me ofrecieron hacer un programa periodístico (Ser Urbano) y pensaba para qué me voy a meter en eso, yo soy actor me va bien, acá me iban a destrozar las críticas, la gente, y a la vez sentía que era un desafío. Es jugar con uno mismo no quiero sentirme cómodo todo el tiempo, quiero cambiar y buscar cosas nuevas, seguir avanzando. Como actor al principio me costaba pero después me empecé a sentir cómodo, después lo mismo como conductor y como productor me empieza a pasar lo mismo. Odio los rótulos, soy actor, pero también conductor, y si mañana se me ocurre empezar a pintar también seré pintor.

¿Para saber quién sos?
Sí, creo que sí. En realidad creo que uno sabe de entrada quien es y después te hacés el boludo y el resto de tu vida te ponés a buscar de nuevo para recordar quien sos. En circunstancias muy fuertes uno se encuentra. Con Ser Urbano me pasó todo el tiempo: hablando con gente de la villa, en la cárcel, en lo peor del hambre me encontré. Pero al mismo tiempo también me fui perdiendo en muchos lugares, como dice Fito Páez uno va “buscando y perdiendo certezas”. En estos años encontré cosas que me hicieron sentir muy bien y al mismo tiempo oscuridades que por momentos asustan, con tus propios fantasmas y demonios. Me encontré con varios.

¿Cómo cuales?
Tiene que ver con estados, es muy difícil definirlo. En un momento me criticaban porque lloraba en ciertos programas de “Humanos en el Camino”, y en realidad, lloraba porque era inevitable, un pibe te dice con la mirada “tengo hambre” y se está muriendo de hambre. Después de ver eso llegaba a casa y no quería salir ni ver a nadie, de esos fantasmas hablo. La soledad, el desamparo, la incertidumbre de pensar Qué estoy haciendo acá, Quién soy, Para quién juego. Por momentos estaba muy perdido.

¿Te encontraste?
Haciendo el tercer programa de Ser Urbano en isla Maciel, la Villa Tranquila, un día de mucho calor jugábamos al fútbol con los chicos en el barro hasta que me pasó a buscar la combi del canal. Cuando entro, estaba el aire acondicionado prendido y miraba como los chicos seguían jugando en el barro con el mismo calor y yo me iba. Entonces pensé que estoy haciendo, grabé diez horas con ellos pero ahora me subo a mi combi con aire acondicionado, el programa va a salir por Telefe, donde hay tandas publicitarias, auspiciantes… es un negocio, no quiero seguir jugando, no quiero ser parte de esto.

¿Hoy sos parte de ese negocio?
Si vivís en este mundo, sos parte de un negocio. La parte que gana, la que pierde, somos todos parte de un negocio. Entonces tenemos dos posibilidades: nos vamos a vivir a la montaña o desde el lugar que uno tiene intenta generar algo positivo de cambio. Es empezar a decir yo sigo laburando, pero intento generar algo más. Con Humanos en el Camino se profundizó eso. Armamos el proyecto “El puente” para que no sea sólo un programa que sale los martes por Telefe, sino que seguimos conectados con todos los que fuimos a ver, y eso no sale por televisión. Creo que esa es la única manera de formar parte de todo ese negocio. Pero le agrego algo, no me quedé con lo más fácil.

¿Cómo funciona “El puente”?
Tengo un ejemplo muy concreto: un día en un programa una persona dijo que necesitaba un respirador y mandó un mail. A las dos semanas otra persona, sin saber que alguien necesitaba eso, mandó un mail diciendo que tenía un aparato en la casa que él no necesitaba. Y me dije: una persona lo necesita y otra lo está ofreciendo. Vivían en el mismo edificio y no saben que la otra persona existe. Nosotros somos el nexo… a vos te falta, él tiene.

¿Sos una persona creyente?
No creo en ninguna religión. Creo que eso es una gran oportunidad del hombre para hacer negocios. No comparto la Iglesia, sí leo a Jesús en la Biblia y creo en la pureza de un tipo. Soy creyente de pequeñas sensaciones y de la naturaleza, prefiero alejarme de todo negocio que tenga que ver con la fe. Me parece que Jesús derribaría varias Iglesias, no era de eso de lo que hablaba: la iglesia de lo que se alejó es del alma y de eso hablaba Jesús.

¿Sos una persona creyente?
Sí.

¿Por qué es un buen negocio la pobreza en la TV?
La gente necesita llorar una hora por día viendo a un nene que se muere de hambre porque siente que se está redimiendo y siendo bueno una hora por semana. Pero en realidad eso es el comienzo, debería ser el punto de partida para que realmente te movilices. Pero son modas, si el año que viene se pone de moda hacer programas de gente rica y mostrar sus yates, se hará eso.

¿Y serías parte de ese negocio?
No. Hay ciertas cosas que sé que no haría. No sé que es lo que haría, pero se lo que no. Eso me deja muy tranquilo. Hay ciertas cosas que ya viví y no las necesito.

¿Por ejemplo?
No me interesa salir en la tapa de una revista mostrando los músculos que no tengo. No necesito salir en televisión con un auto que no tengo. Cuando hacía el segundo año de Ser Urbano, la gente de la producción me dijo que me iban a conseguir un auto nuevo y les dije que no, sigo con mi Clio que está destrozado pero es mí auto. No voy a entrar a una villa o a una cárcel con mi auto de canje. Si soy yo, no estoy actuando. Podría haber hecho mucho más negocio del que hice, tengo una productora y hay que sostenerla, pero no entraría a una villa con un cigarrillo de tal marca o les haría usar ciertas camisetas.

¿Por qué creaste una fundación?
Me gustaba mucho hacer Ser Urbano pero no dejaba nunca de saber que eso era televisión, aunque podría haberlo hecho gratis. Muchas veces me dije que tenía que hacer algo por afuera. Empecé a pensar que yo no sé muchas cosas y que sólo soy actor pero sobreviví con eso. Yo lo que quería es darle a los chicos que nunca tuvieron la oportunidad de expresarse un instrumento para poder hacerlo, tanto en música, teatro, escritura, artes plásticas, lo que fuera.

¿Das clases?
No, pero por una cuestión de tiempo. Muchos de estos chicos fueron abandonados, no sólo por sus padres, y yo no quería dar clases un día y no poder ir cuatro después, sino yo también estaría abandonándolos. Pero yo la dirijo. Es lo que más orgullo me da, es hacer algo lejos del negocio. Si no hay un negocio mucha gente no te quiere apoyar.

¿Te pasó?
Una vez fui a una empresa a pedir una mano para la fundación y me dicen que sí que no había ningún problema, pero que también podríamos hacer unas fotos conmigo y los pibes… No, les dije, ningún pibe se va a sacar una foto, si querían darme la guita está bien, que yo les iba a dar todas las facturas de lo que se pagó con eso, pero que no me pidieran algo a cambio con los chicos.

¿Por qué hacés esto?
Había un pibe, que ahora tiene 12 años, con un estado bastante delicado causado por pasta base de cocaína: el paco. A los cuatro meses de recuperarse empezó a laburar con nosotros. En la fundación, cada año hacemos dos muestras donde los chicos exponen las cosas que hiceron. Este pibe se subió al escenario, mostró su obra, cantó, bailó y era increíble verlo. Terminó de actuar y había quinientas personas aplaudiendo. Cuando sale todo el grupo él agarró el micrófono, se hizo un silencio en la sala y dice: “hoy es el día más feliz de mi vida”. (Se conmueve) Por eso lo hago. Ese segundo de ese pibe, vale todo lo que hacemos.

¿Quiénes son tus ejemplos?
Jesús es un tipo al que admiro desde su coherencia y sus huevos de bancarse la soledad y el dolor. Carlos Mujica es otro, es un Jesús del siglo XX. Sabía a donde estaba yendo y no le importó. Semanas antes de que lo mataran dice que “si Dios le concede el privilegio de morir por sus hermanos él lo iba a hacer”, y sabiendo lo que venía, se lo bancó por una pasión, por una convicción. Eso es un ejemplo.

Todo lo contás desde Ser Urbano en adelante, ¿Ese fue el quiebre en tu vida?
Sí. Cuando ves un chico con hambre en TV o en la revistas es una cosa, pero cuando ves directamente a los ojos al hambre…

domingo, 3 de junio de 2007

“Es un trabajo que tiene que pagar las cuentas”


Después del estreno de “La mano de Dios” en Italia y en el Festival de Cannes, Julieta Díaz –“La Claudia” en la película de la vida de Diego Maradona– se sienta en la mesa de una confitería dispuesta a contar porqué llegó a donde está ahora y porque rechazó varios programas de TV para poder dedicarle todo al teatro y al cine.

¿Por qué la Mano de Dios todavía no se estrenó en la Argentina?
La verdad es que no sé nada de la película, ni siquiera la vi. Sé que a la gente en el Festival de Cannes le gustó, les pareció entretenida, pero es todo lo que sé.

¿Por qué dudaste en aceptar?
Sabía que intelectualmente Claudia y Diego Maradona no estaban de acuerdo con el proyecto y eso me generó mucha inseguridad. No me parecía meterme en algo que ellos no aprobaban cuando yo hacía de Claudia. Pero después me dijeron que habían cobrado los derechos y ahí acepté. Hago lo mío y cobro mi sueldo, esto es un trabajo.

Fuiste al programa de Maradona, ¿cómo te sentiste cuando te invitaron?
Estaba muy nerviosa. Yo sabía todo lo que él pensaba de la película pero me trató muy bien, fue muy respetuoso.

¿Volviste al teatro?
Sí. Estrené el 31 en el Nudo “El pan del Adiós”. Mi personaje se llama María, una sevillana que viene al país en el año 1930. Vive en un conventillo y ahí se enamora de Sergio, otro extranjero. Es una obra inteligente con una sensibilidad y humor muy grande. Me siento muy identificada. Además lo hacemos “por amor al arte”.

¿Pasa mucho en teatro hacer las cosas “por amor al arte”?
Pasa mucho porque hacer televisión por amor al arte es un poco difícil. En TV se necesita mucho dinero, tenés auspiciantes, hay mucho movimiento y es necesario que genere plata. En cine, si bien necesitás dinero, lo podés hacer por “amor al arte”.

¿Fue de lo que te cansaste que por eso elegiste hacer cine o teatro?
No, no fue por eso. Se fue dando así, mi carrera empezó a abrirse para ese lado, me sentí que necesitaba sumar en eso y crecer ahí como ya lo había hecho en TV. El año pasado hice Mujeres Asesinas, pero lo que no estoy haciendo son tiras, no me siento una actriz solamente de televisión. Si bien es el medio que más dinero genera y mayor popularidad da, en este momento quiero abrir el espectro. Mi deseo y sueño es vivir siempre de esto.

¿Del cine, teatro o la TV?
De las tres cosas; de la actuación. No elijo los proyectos porque sean de una cosa o de la otra, los elijo si me interesan o no. Esto es un trabajo que tiene que pagar las cuentas, cuando podés elegir bien y cuando no, no. Haber hecho mucha TV me hizo popular y eso me permitió poder elegir. No es bajar con un discurso que diga “la televisión de hoy…”, siempre hay algo bueno para ver. Aunque este sea el año de los realitys y uno va perdiendo un poco el interés. Pero el año pasado fue el de la ficción y es una pena que hoy no haya tanto. Espero que sea rotativo y no que sea cada vez peor.

¿A qué le dijiste que no en la tele?
Es un lujo que me puedo dar. No se lo puede dar cualquier trabajador y estoy feliz de poder hacerlo. Siempre trato de seguir mi intuición antes de elegir, también le dije que no a muchas cosas del cine y el teatro.

Por ejemplo…
(Sonríe) No me gusta decir los proyectos, la gente que te llama está confiando en vos y es un halago y una alegría siempre eso. Uno tiene que agradecerlo, sea o no bueno el proyecto. Si te puedo decir que seguí mis gustos, mis preferencias, mis deseos, mis valores morales, o algunas cosas que no me terminan de cerrar en el mensaje.

¿Tu madre es astróloga?
Mi mamá es astróloga.

¿Vos creés?
Sí. Me gusta. Estoy acostumbrada a escuchar ese tema desde chica. Le pregunto siempre el signo a la gente.

Tu padre (Ricardo Díaz Mourelle) también es actor, ¿cómo influyó eso en vos?
Me ayudó porque me formó muchísimo. Además, cuando empecé a trabajar, algunos contactos los hice por parte de mi viejo, pero no era que se me abrían las puertas por ser “hija de”.

Dijiste que eras muy consentida por tus padres, ¿Sos caprichosa?
Y bueno… soy hija única: me llevé las flores y las espinas. Mis padres me quieren mucho, me los demuestran… y como no tienen otros hijos… recae todo en mí.

¿Es bueno o malo ser caprichoso?
No es bueno el capricho, y no es bueno para el caprichoso. A veces se confunde al caprichoso con defender algo, el desafío es calmar la ansiedad y con fundamentos coherentes defender un deseo. Solía serlo, ahora creo que menos. De chica tenía una sobreadaptación: no hacía ruido, no molestaba, era muy correcta y cumplía esas pautas. Entonces cuando cumplís con todo eso y hacés todo lo que tenés que hacer… “¡ahora quiero mi chupetín! Si yo me porté bien, me rompí toda la semana teniendo el cuarto ordenado y guardando los juguetes en su lugar… ¡yo quiero mi chupetín!” (Ríe).

¿Y ahora?
Soy muy responsable y cuando quiero algo hago todo lo posible por conseguirlo. Soy perseverante.

¿Querías ser bailarina de chica?
Eso lo dije una vez y me persiguió siempre. Cuando era chica intenté, pero en cuanto conocí la actuación… seguí con eso.

¿Si vas a bailando por un sueño ganás?
No, no. Ni en pedo.

¿No vas o no ganás?
No iría. Me daría vergüenza. Me encanta bailar. Me pongo música en mi casa y bailo sola, pero no me entusiasma ir. No me llamaron tampoco, pero no me veo ahí. A lo mejor una obra de teatro, me encantaría un musical, pero no soy bailarina y no canto.

¿Desafinás mucho cantando?
Más o menos. En un musical tendría que matarme, tener a alguien que confíe en mí y pueda decirme “negra no va, suspendamos… andá a hacer una obra de teatro”. Me han llamado pero siempre dije que no porque no me veía cantando y bailando. Trataron de convencerme diciéndome que si Nazarena Vélez canta y baila...

¿Y que cantás en tu casa?
Los redondos y la Bersuit son las bandas que más me gustan. Pero también escucho mucho el folklore, el flamenco, el Pop ochentoso, soy muy variada… David Bowie me encanta. Después la balada me puede, es mi parte “grasita” digamos, como “Purple Rain” de Prince, o Celine Dion. Pero no podés decir que te gusta Celine Dion, queda mal…

¿Y en español?
(En voz baja y con culpa) Tengo un disco de David Bisbal. Sé que es supergrasa. Pero tengo que aceptar esa parte de mí y a veces alimentarla para no reprimirla y no siga creciendo.

Estuviste con casi todos los “galanes”, ¿quién besaba mejor?
(Rie) ¡Qué pregunta! ¿Cuál fue el mejor besador? Yo los quiero a todos, tengo un grato recuerdo de cada uno. Arrancando por Nicolás Cabré en Carola Casinni, Pablo Rago en Gasoleros, Marianito Martinez en campeones, Osvaldo Laport, Juan Darthez, Ricardo Darín, Fernán Mirás… cada uno tiene algo. Mariano tiene mucho talento y estaba fantástico en esa novela, yo recién empezaba y aprendí mucho de él. Pablo Rago es un gentleman; Osvaldo un apasionado. Pero las dos personas que me han hecho reír realmente mucho en mi vida laboral fueron Ricardo Darín y Fernán Mirás. Pero no me hagas elegir uno…

¿Creés haber triunfado?
Es un arma de doble filo esa pregunta. Trabajo de lo que me gusta y vivo de eso… Si eso es triunfar: he triunfado. Pero me gusta más la palabra realizada. Empecé a estudiar desde muy chica teatro, tuve suerte también y supe aprovecharla. Pero me falta aprender y crecer un montón, pero esta es mi profesión y quiero poder mantener siempre este equilibrio.

¿Sueños para el futuro?
Quiero tener un proyecto propio. Tengo un par de cuentos dando vueltas como para hacer un unipersonal. Y después estoy coqueteando bastante con la idea de formar una familia y tener hijos.

¿Y estás cerca o lejos?
Todavía bastante lejos, dentro de seis años tal vez, la vida es eso que te pasa mientras hacés otros planes. Se ve que estoy por cumplir treinta, ¿no?

viernes, 11 de mayo de 2007

Más que una montaña rusa

MALENA SOLDA
Empezó en montaña rusa hace más de diez años. Es la protagonista de la obra Apasionatta. Fue convocada a la Casa Rosada a raíz de una lucha gremial que inició con otros actores que piden la apertura del Teatro Cervantes.
¿Por qué fuiste a la Casa Rosada?
Nos llamaron porque hicimos una manifestación frente al Ministerio de Cultura.
¿Fue un piquete?
No, hay un conflicto entre los técnicos y el Estado por una cuestión de presupuesto y reformas y el teatro permanece cerrado.
¿Los funcionarios van a responder sus reclamos?
Sí, sino no hubiera ido a verlos.
¿Cuánto tiempo les van a dar para tener una respuesta?
Poco.
¿Sino hacen otra manifestación?
Puede ser…
Mientras, seguís con tu carrera actoral.
Sí, hago Apasionatta con un grupo de cantantes. Estuvimos investigando sobre la vida de la poeta Marosa di Giorgio y decidimos hacer una obra sobre ella.
¿Te gusta la poesía?
Me encanta recitar, siempre me gustó trabajar con versos.
¿Hacés algún deporte?
Juego al Hockey con amigas.
¿Seguido?
Todos los martes a la noche.
¿Hace mucho?
Jugaba cuando era chica y hace un año que volví a jugar. Pero no te voy a decir en dónde porque sino van a venir a verme.
¿Eras buena?
No. Era bastante mala.
¿Mejoraste?
No, pero ahora juego con amigas (ríe).
¿Si no hubieras sido actriz que te hubiera gustado ser?
Bailarina o cantante.
¿Para ir a “Bailando por un sueño”?
No exactamente. (Risas)

lunes, 9 de abril de 2007

¡Paro general!... pero estatal.

Por Francisco Barreiro



A la movilización docente en repudio al maestro asesinado en Neuquén, que el último lunes copó el centro porteño, se unieron la CGT, la CTA, el gremio docente (CTERA), delegados de subterráneos, personal aeronáutico en tierra (APA) y sus pilotos (APLA), los hospitales públicos y la mayoría de las dependencias de estado, pero hubo una ausencia importante: las universidades privadas. En muchos colegios privados de la capital se hicieron jornadas de reflexión sobre este tema, pero las facultades más importantes de la capital (UCA, UADE, UCES, Di Tella y UB) no se adhirieron al paro y dieron clases normalmente. Si bien es un hecho común que las universidades y colegios privados no se sumen y “por la respuesta –según dirigentes de la Asociación de Entidades Privadas de la República Argentina (Adeepra)– a paros anteriores en el sector privado” se podía “esperar que la actividad” fuera normal. Daniel Di Bartola, secretario de Educación y Prensa de Sadop (Sindicato Argentino de Docentes Privados), dijo que “hay un importante nivel de indignación por la injustificada agresión al docente”, pero para las facultades privadas parece que no fue tanto como para perderse un día de clases.

miércoles, 4 de abril de 2007

"Nunca pensé que iba a tener éxito"

Eduardo “Tato” Pavlovsky
Por Francisco Barreiro


Psicoanalista, actor, autor, nadador y boxeador. Hizo cine pero dice que él es un actor natural del teatro. Se escapó cuando lo fueron a buscar a su casa en plena dictadura, se exilió y triunfó en Europa.

Por tercer año consecutivo vuelve “Variaciones Meyerhold”…
Así es. La estrené la semana pasada en La Plata y ahora vuelvo al Centro Cultural de la Cooperación. Cuando la estrené por primera vez nunca pensé que iba a tener éxito, ya estaba pensando en la obra siguiente…

¿Y cómo le fue en La Plata?
Era un teatro lleno de estudiantes y la verdad que jóvenes vengan a verme me gustó mucho y me sorprendió también.

¿Qué tiene esta obra de la vida de Tato Pavlovky?
Mayerhold fue asesinado por Stalin por creer en la libertad creativa y a mí en 1977, en plena dictadura militar, me vinieron a buscar a mi casa. Vinieron como veinte personas pero por suerte pude escaparme. Soy el personaje que defiende la libertad contra Stalin y soy el que defendió la libertad en la dictadura.

¿De la parte artística?
Los dos creemos en la libertad del actor: debe tener improvisación. También creo que el espectador contribuye mucho en el armado del personaje, te dice cuando hay pausas de risas, de aplausos, de emociones y de lágrimas.

¿Y la televisión?
Justo terminé la semana pasada de grabar con Norman Briski un programa para canal 7. Pero creo que no hice porque siempre viví de mi profesión, sino a lo mejor lo hubiera hecho.

Cine sí hizo…
Sí, “El Señor Galíndez”, “La nube” y la última fue “Potestad”. Pero actuar en cine tuve que aprender, lo hago bien, pero el teatro me sale natural… es lo que soy.

¿Qué le diría a un paciente que le tiene miedo a la muerte?
Que yo también… (risas).

miércoles, 28 de marzo de 2007

Alfredo Casero: "Soy un contador de historias"


“Ciérrenme todo que voy a hablar con él”. Alfredo Casero es actor, escritor, artista de varieté y cantor. Se sienta en el comedor diario de su departamento de Paternal dispuesto a charlar. En 2007 lo espera un año movido: publicó su libro “Un tranvía llamado Vaporeso”, gira por toda la Argentina con su unipersonal de humor y además, en abril saldrá su nuevo CD. Vivió en Puerto Madryn y hoy tiene un campo de ocho hectareas en San Luís donde convive entre la alfalfa, su camión, las hormigas y tres caballos.




¿Cómo nace la idea de este libro?
El libro lo escribí hace más de diez años y se dio desde que nació el personaje. No es una biografía porque no se si me veo desde le punto de vista del biógrafo. El que escribe es Christopher Sarrasani (su seudónimo). Yo hago una serie de alegorías de lo que he visto en la vida.

O sea, si uno lee entre líneas está leyendo la vida de Alfredo Casero.
Exactamente, me está viendo a mí en el momento que hice Cha Cha Cha.

¿Por qué un tranvía?
No se. Me gusta que sea un tranvía.

¿Por un “tranvía llamado deseo” de Tennessee Williams?
Puede ser. ¿Por qué se llama deseo? A mi me gusta que se llame “Un tranvía llamado Vaporeso”.

¿Sos de leer?
No, la verdad que no. Soy bastante bruto y no sólo con la lectura. Me pasa que no sé de cosas que la gente habla, opinan sobre esto, sobre aquello y yo no sé nada.

También estás haciendo un unipersonal.
En realidad no es un unipersonal, prefiero llamarlo un show. Yo me considero un artista de varieté. Cuento cosas que te hacen carcajear. Es como el teatro antiguo, el teatro inglés: Soy un contador de historias, el mismo tipo que contaba cuentos en un fogón. Yo admiro a Landriscina que se para solito frente al escenario. Habla y se produce “algo”… y si eso te puede hacer reír es sublime. Eso me encanta.

¿Salir al escenario es como estar en el medio del fogón?
No, al salir al escenario podés morir también. La esencia puede ser similar, pero hay que tener mucha preparación, si tu cabeza va más rápido que tu cuerpo no sirve de nada.

¿Cuál fue el lugar más raro donde te presentaste?
Mmm… Okinawa. Ese fue el lugar más raro. La gente es muy festiva, las mujeres usan kimonos y son muy lindas. Bailan y tienen un movimiento muy hermoso. Me pasó que muchos se miraban como diciendo “y este quién es”.

De Puerto Madryn a San Luís, de las ballenas a los caballos, ¿por qué te fuiste?
En Puerto Madryn ya no tengo más cosas que hacer, estuve doce años ahí. Y estoy en un momento que quiero hacer cosas. La negación del ocio. Paraban los micros para sacarse fotos en la puerta de mi casa y me pudrí: me pudrí de los turistas. Y dije “me voy, me cansé”.

¿Por qué alfalfa y en San Luís?
Yo creo que porque se da. Es algo vivo y te pertenece. El campo cuando lo compré tenía tres caballos y había que mejorarlos. Todo el mundo me decía “cambiá los caballos que están viejos” pero no, lo único que había que hacer es cuidarlos. Cuando apareció la alfalfa estaba destruida, había todo tipo de plagas. Estaba lleno de hormigueros, tenía que aprender sobre hormigas y eso me pareció interesante. Es una alegoría a la vida. Un tipo que está hecho mierda, sólo con un poco de cariño y dedicación se puede mejorar, todo se puede poner bien. Eso es lo que me gusta.

¿Podrías vivir de la alfalfa?
No, no puedo vivir todavía. Yo voy a vender, estoy tratando de hacer algo de muy buena calidad, pero falta. Lo que si hago es cambiarlo por otras cosas. Hay un quesero que tiene vacas y llegamos a un precio de alfalfa por el kilo de queso, a otro se lo cambio por otra cosa: si necesito que alguien me venga a hacer un trabajo le pago con fardos y está bueno. Aprendés. El primitivismo te lleva a mejorar.

¿Cuáles son las peores las hormigas negras o las rojas?
Hay dos bandos muy jodidos, una que son las negras y rojas y otra que son las negras. Las rojas al ser carnívoras no molestan tanto. Las negras tienen grandísimos hormigueros del tamaño de una escultura. Hacen su vida, van y vienen, pero un día por alguna causa se desata una guerra. Son como una alegoría a los Estados Unidos: un tipo va a la universidad, después se va a la marina y de un día para el otro ese tipo se tiene que ir a una guerra y no va un chabón disfrazado de Rambo, va un tipo que usa anteojos, que tiene astigmatismo… y las hormigas son así, tienen todo organizado, todo planeado. Tuvimos que hacer un estudio para que se dejaran de morfar la alfalfa. Entonces llevamos una gran cantidad de hormigas rojas y negras a este “megahormiguero”.

¿Y qué pasó?
Y empezó a haber problemas, las rojas y negras empezaron a esconderse en los huequitos hasta que se armó rosca. Después fueron las rojas y se armó una pelea más grande, se notaba que había tensión. A mi no me lo contaron, yo estaba ahí. Las negras agarran hormigas en cantidad y se las llevan para adentro. Después ves en la misma hilera en la que van trabajando hormigas negras, hormigas rojas y hormigas negras y rojas. Son esclavas, eligen vivir en ese hormiguero porque algo bueno deben tener. Son como los mexicanos que fueron tomados prisioneros y hoy trabajan al lado de los americanos… y las hormigas también. Es muy raro eso.

¿Harías otra canción para el mundial?
Yo vivo haciendo canciones, en abril sale otro CD. En marzo me voy a Japón. En mayo empiezo a hacer shows en todas las universidades del país y también uno en el Ateneo. Quería dedicarme más a la alfalfa pero no, tendré que dejar a mi socio con eso.

¿Qué vas a hacer a Japón?
Ya vas a saber. Si lo cuento, se pincha.

¿Sos el clásico humorista de la novela que cuando llega a su casa está deprimido?
No, yo me cago de la risa de la vida. Yo vivo muy bien. No tengo por qué estar amargado, ni en pedo viviría mal. No vale la pena.

Tu último programa en la tele fue “A todo culorr”. Hiciste un solo programa, ¿qué pasó?
¿Y vos qué sabés de eso?

Se dice que te habías enojado con los camarógrafos porque no se reían.
¡Es tan mentira eso! En “Cha Cha Cha” nunca se rieron detrás de cámara, no tienen que hacer “ja ja ja”. ¿Te das cuenta como camina una noticia que no es verdad? Eso es de muy mala leche y mucha falta de seriedad. Yo mismo hablé con Suar y le dije que levantaba el programa. Le había dicho antes que no iba a andar, lo único que quería era ver si podía meter aunque sea un programa y lo hice… y quedó de culto. La gente lo puede ver y darse cuenta de que el programa está muy bueno. Si a la gente le interesa ver más una lipoaspiración de Silvio Soldán que un programa de Casero es porque yo no tengo que estar ahí. Si no sirve, me voy y chau. Yo no tengo ese problema, nunca lo tuve. Producir algo en un canal que está completamente sindicalizado es muy difícil, para mover un enchufe tengo que esperar que venga el que lo enchufa. Por eso Suar no produce las cosas en el canal sino en su propia productora donde se trabaja al ritmo para poder terminar las cosas.

¿Pero cuál fue el problema?
No dieron los números, el programa salió como a las doce de la noche y estaba pensado para las diez, no sirvió. Si no lo viste, miralo porque te vas a cagar de la risa, estaba muy bien hecho.

¿Quedaste dolido con Suar?
No. Todo bien. No se si se enojó, no creo. Después no hablamos porque él hace sus cosas y yo las mías. Pienso que les cambió la guía, después fueron los Midachi y fue un gran éxito. Es lo que la gente elige, no se le puede echar la culpa a nadie.

Después de eso, ¿tenés alguna reflexión para hacer sobre el medio?
Sí. No es tan importante ni la televisión ni nada, lo único importante es la gente, la gente buena. Lo que es puro, lo que es lindo y voy a seguir trabajando para la belleza y lo bueno, siempre.

¿Quién te hacen reír a vos?
¡Capusotto! Me hace reír muchísimo. Yo me hago reír, porque me gusta hacer reír. La gente de la calle, la gente me hace reír. Nazareno, mi hijo, me hace reír mucho y creo que esa es la forma que tenemos de comunicarnos, hacer reír.

¿Te superó tu hijo? ¿O creés que va a camino a superarte?
Un pibe de dieciocho no puede superar a uno de cuarenta. Sería una boludés decir que cualquiera puede superar a otro, porque las vidas son diferentes, las biologías son diferentes. Yo creo que la biología del Neno es divina y ojalá me supere en todo. Él no tiene que cargar con ser yo, en cambio, yo si tengo que cargar con eso.

¿Te llevas bien con esa carga?
Tengo una energía que la gente ya conoce, porque no paso desapercibido, estoy dos minutos en una película y a la gente le llama la atención. La mayoría de los premios que ganó el Neno ahora, yo los había ganado hace dos años. Me encantaría que el Neno pudiera hacer lo que le guste toda la vida como yo he tratado de hacerlo. Y creo que lo que hay que hacer es superarse a si mismo, como yo me tengo que superar a mi, no el uno al otro. Yo tengo que alejarme de él, sino él tendría que matar al padre para poder crecer. Es como si estuviera afilando un palito para clavárselo al león, ¿y cuando viene el león qué hacés?

¿Trabajarías con él?
Me muero si trabajo con él, me divierto mucho.

¿Cómo te fue con el cinturón gástrico?
No voy a hablar de eso. Porque es como un chimento berreta. No se puede hablar de eso suavemente y es un tema muy serio: la obesidad es una enfermedad muy discapacitante para se tome en joda. No voy a hablar de eso y si ponés algo… se te va a caer el pelo.


Francisco Barreiro

sábado, 24 de marzo de 2007

Alcón es un “mostro” sagrado

Por Francisco Barreiro

Rubén Szuchmacher, es el director de “la muerte de un viajante”. Actuó en cine, teatro y TV. Es un verdadero “mito cultural”. Es director, actor, productor y “adicto” a la TV.

¿Por qué una obra que se estrenó hace cincuenta años tiene tanta vigencia?
Yo creo porque en la Argentina las relaciones familiares todavía tienen sentido y esta es una obra que habla de eso, es muy actual. Willy Loman es un antihéroe, es como los argentinos que creemos que los chinos nos van a salvar. No es mía la frase, se la robé a Alcón. Además, los grandes autores son un gran negocio. Está bien que haya un Nito Artaza y una Moria, pero a los clásicos todavía va mucha gente: la cartelera teatral es muy amplia porque el público teatral es muy amplio.

¿Es el mejor actor Alfredo Alcón?
Sin duda. Alcón es un “mostro” sagrado. Es un tipo de actor que ya no hay. Antes se decía que era antiguo y hoy Alfredo es el más moderno de todos, tiene toda la teatralidad en su cuerpo.

¿Por qué nunca dirigió en TV?
La TV y yo nunca nos llevamos bien: la TV y el teatro nunca se llevaron bien. Actué en la tele pero nunca la dirigí. Ojo, me encantaría hacerlo, pero se cree que la gente del teatro no la entiende a la televisión.

Podría aprovechar que Suar está produciendo esta obra y escaparse a tomar un café con él…
No, yo creo que esas cosas se dan… llegan. Claudio Villarroel declaró fanático mío: me dijo que va a todas las obras de teatro que hago. Pero no está bien que hable de Claudio si estamos hablando de Adrián (risas). En la tele quiero hacer algo realmente bueno, como en el viejo canal siete que había un ciclo de teatro para televisión, algo así, no preparar adolescentes y esas cosas.

¿Es de mirar televisión?
Soy un “teleadicto”, desde Canal á hasta Gran Hermano. Estoy informado de todo lo que se hace.

¿Hasta grabar un programa porque no podía verlo?
Sí, y no voy a decir cuales por respeto a mis colegas, esos programas desastrosos que no veía nadie. Y llegué a justificarme ante mis amigos diciendo que estaba haciendo un estudio sociológico… y es mentira. Me encantan las películas de acción, en esas que se mata mucha gente, miro más “Space” que “Europa Europa”.

¿Y otra cosa que haga con cierta culpa?
Soy un fanático de los jueguitos de la computadora. Los bajo de Internet y me quedo horas. Juegos estúpidos de unir colores y esas cosas. Por un rato no hay pensamiento y funcionan como relajantes, y después me voy a dormir.

¿Y durante su tiempo libre?
Cuando me voy de vacaciones me llevo novelas muy largas, de más de mil hojas, o me llevo los jueguitos de computadora. Creo que es la manera de desenchufarme de todo, de no tener cerebro.

¿Va al teatro?
Sí, pero cuando voy siento que sigo trabajando. Un día va a salir en el diario que un loco se levantó en medio de una obra gritando “esa escena está mal, hay que hacerla de nuevo”. Y ese loco voy a ser yo.

miércoles, 21 de marzo de 2007

"Somos los últimos románticos”


Argentina esta sexta en el ranking de la International Rugby Board (IRB). Si bien siempre estuvo dentro del “top ten” del mundo, hoy los Pumas ya son una selección de renombre y temible. Hugo Porta, considerado el mejor jugador de la historia del rugby argentino, es miembro del Consejo de la Unión Argentina de Rugby (UAR) y de la Confederación Sudamericana de Rugby (CONSUR) y como representante argentino llevó una carta a la IRB reclamando una suma importante de dinero que se les otorga a los diez mejores equipos del mundo y de la cual sólo le entregaron a la UAR el diez por ciento. Habló con Francisco Barreiro para NEWSWEEK.

¿Cuál es el problema del rugby argentino con la IRB?
Nosotros tenemos una gran diferencia entre los demás países que son miembros la IRB: somos un país amateur. Si bien tenemos 360 clubes de rugby con 107 años de historia y en total juegan cerca de sesenta mil personas, todavía los clubes no tienen profesionales, se juega por amor. Pero al mismo tiempo demostramos que es un deporte desarrollado en el país y que tiene una elite de jugadores en ligas más importantes de Europa.

¿Fuiste a Europa a pelear contra la IRB?
A pelear no. Hemos hecho el viaje para mostrarle los resultados de nuestra gestión y nos enteramos que a los miembros del Top 10 les habían fijado una suma de dinero muy importante para darles. Para usarlo como los países crean que es lo mejor para ellos, o sea, sin condicionarlos.

¿De cuanta plata estamos hablando?
Mucha.

¿Cuánta?
Mucha.

¿Pero cuanto recibieron los otros países y cuanto la Argentina?
Nosotros recibimos sólo el diez por ciento de lo que se les otorgó a los demás.

¿Y por qué se nos entregó sólo el diez por ciento?
Para ellos somos un país que el rugby no se ha desarrollado, pero en realidad lo que no tiene es una estructura profesional interna y por eso nos condicionan la entregan de ciertos fondos. Para que nos lo den tendríamos que hacer lo que ellos quieren. Y eso se está metiendo contra nuestra soberanía y no respeta nuestra cultura. Entonces fuimos a plantear que debemos ser tratados de la misma manera que el resto y la utilización del dinero va a ser la mejor en beneficio de todo el rugby, no solamente de una elite.

Pero los Pumas estás sextos en el mundo y tienen un gran prestigio…
Nosotros nos ganamos ese lugar. La mayoría de los jugadores de la selección son considerados como unos de los mejores en sus puestos, y juegan todos en las grandes ligas de Europa. Además a nivel país también crecimos mucho, por ejemplo, el partido inaugural del mundial va a ser Francia contra Argentina en el State de France de París el 7 de septiembre. Eso demuestra que somos un participe muy importante en la IRB y merecemos ser tratados en igual de condiciones que los demás.

¿Entonces si los Pumas ganan se convierte en un problema para la IRB?
No creo que seamos un problema, pero sí que estamos fuera del sistema. Somos el único equipo dentro de esos diez que no tiene competencia profesional en su país y sigue jugando al rugby en los clubes de forma amateur y los resultados se obtienen por los esfuerzos de los sesenta mil tipos que entrenan gratis casi todos los días. Es algo diferente. Por eso pedimos que se respete nuestra cultura. Después va a ser una decisión nuestra si queremos o no una competencia profesional.

¿Cómo tendría que ser una competencia profesional?
Pretenden que hagamos un torneo regional. Si hoy juega Tucumán contra Buenos Aires tiene sentido porque cada uno defiende sus camiseta y su identidad. Pero si hacés el noroeste contra el centro, el Sudeste contra el oeste y el sur contra el litoral, no hay una identidad. Entonces terminamos teniendo una competencia profesional entre seis equipos, los cuales son como mucho doscientos jugadores y nosotros queremos que el dinero sea igual para todos y no sólo para una elite.

¿Ese es el único inconveniente?
Eso y que quieren que hagamos lo que ellos dicen con la plata. Pretenden que hagamos centros de alto rendimiento para profesionales y nosotros queremos que puedan ir todos los jugadores de rugby, no sólo unos pocos. Para nosotros el rugby es un medio en el cual los jugadores puedan expresarse y educarse porque sino se empieza a transformar en un fin. Pero es una discusión interna del rugby argentino y no de la IRB. Lo que nos hace diferente es eso, los clubes son importantes como en ningún lugar del mundo.

¿Es el segundo deporte en la Argentina?
No se si es el segundo deporte. Tiene una estructura de organización muy grande. La cantidad de jugadores que tiene es importante, el mundial de rugby está entre los eventos más grandes del mundo y la argentina va a estar ahí, es un deporte con mucha fuerza en el país.

¿Cómo nos ve el mundo del rugby?
Nosotros ya tenemos una imagen en el mundo, la gente dice que somos los últimos románticos del rugby. Somos los únicos que seguimos jugando por el placer del jugar. Y los jugadores del seleccionado, que ya son todos profesionales, estoy seguro que cuando se ponen la camiseta Argentina juegan con ese espíritu amateur. Hay una mística que ellos representan y defienden muy bien. Es importante esa comunión de principios que demuestran cada vez que salen a la cancha. Ellos defienden en la cancha lo que hay que defender y nosotros defendemos en los escritorios lo que hay que defender. O, por lo menos, lo que creemos que es justo. Todos estamos trabajando desde el lugar que a cada uno le corresponde para que es equipo el 7 de septiembre llegue lo más alto posible y que hagan el mejor mundial de la historia.